Cuando en el año 1986, la obra Lugar del Sol abría las puertas de su primer Hogar de Chicos de la Calle en Berazategui, los mismos chicos fueron señalando las necesidades más acuciantes de sus pares. Ellos recibían, durante las tardes, a un grupo de niños vecinos de la casa, para realizar actividades de recreación y para compartir una merienda reforzada. Escondían, en sus manos hacedoras de iniciativas, una objetivo ambicioso: la participación de los menores excluidos a la vida barrial y comunitaria, como paso previo o concurrente a su plena integración social.
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En el año 1988 se pudieron comprar las primeras instalaciones de lo que a partir de ese año sería la Casa del Niño Rucalhué, en el barrio La Colina, de Ranelagh, muy cerca del Hogar. Con el tiempo, estas instalaciones se completaron -años 1990, 1991, principios de 1992- con el trabajo de la comunidad Lugar del Sol.
La atención de los chicos pasaba así a tener un importante avance: la Casa del Niño se convirtió en el espacio preventivo, contenedor de las expectativas y los sueños infantiles de los niños de la zona, y el Hogar pasó a ser el espacio de asistencia de los chicos que ya habían ganado la calle y sufrían el circuito calle-comisaría- instituto de menores.